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Para practicar el desapego, primero es necesario comprender qué es el apego.

El apego no es más que la falsa creencia de que necesitamos algo para ser felices. El apego nos genera sufrimiento, puesto que si creemos que necesitamos algo y no lo tenemos, o lo tenemos y tememos perderlo, estamos constantemente sufriendo por no perder lo que creemos que necesitamos.

Realmente no hay ningún sólo apego que sea saludable, puesto que todos están basados en la falsa idea de necesidad.

Si algo nos hace sufrir, entonces es que no es real, no es veraz, y jamás nos hará felices.

La felicidad radica en no necesitar nada, aprender a soltar y saber que todo lo que pueda ser positivo para nuestra evolución, nos va a llegar en el momento más preciso y oportuno.

La práctica del desapego es un fabuloso ejercicio que va a facilitarte vivir una vida más tranquila y confiada.

Al principio, puede darnos la sensación de vacío, de ver huecos sin rellenar o decorar, de espacios y tiempos con otros que ya no se van a dar, de horas sueltas y descolgadas en nuestra agenda. Quizá esto nos da cierto vértigo, mareo o miedo. Incluso puede generarnos sentimientos de soledad o de carencia. Pero nada de eso es real.

Esos pensamientos son del ego, de creencias erróneas sobre lo material, sobre la falsa idea de creer que cuanto más poseamos, más seguros viviremos; o de la falsa creencia de la necesidad, o sobre la idea de que cuantos más amigos tengamos, más queridos y válidos seremos y estaremos muy alejados de la soledad que nos han enseñado a evitar.

Nada de eso es verdad. La verdad es que cuantos más espacios vacíos creas en tu vida tanto en el ámbito material como en el personal, e incluso en el mental, más le facilitas al Universo que los llene permitiéndote disponer de nuevas objetos y disfrutar de nuevas personas en tu vida con las que comenzar nuevas etapas con grandes aprendizajes.

Cuanto más sueltas, más libre eres.

Para que en tu vida se den oportunidades nuevas, hay que atreverse a dejar atrás lo viejo. Sin vacío, no hay nada que poder llenar.

Es importante aprender a dar las gracias por lo que ya disponemos, para luego dejarlo ir, y disfrutar del proceso de desapego y liberación porque después, nos toca aprender a dejar que todo lo deseado llegue en el momento adecuado y disfrutemos de ello.

La vida, es una experiencia continua de espacios vacíos llenos. ¡¡Disfrutémoslos!!

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